martes, septiembre 15, 2009

Nuestros ángeles de la guarda



Hay muchas personas que no creen en los àngeles y eso es porque no los han visto o porque no han querido verlos.
En nuestra familia tenemos trato frecuente con ellos y cada vez nos los encontramos màs a menudo.
Cuando somos niños, nuestros padres nos enseñan a orar, normalmente durante la noche antes de dormir y una de las oraciones que casi todos conocemos es la del Angel de la Guarda, al que le pedimos que no nos desampare ni de noche ni de dìa. De esta manera nos acercamos a ellos y estoy segura de que muchos de nosotros no solamente los invocamos en nuestra infancia con  nuestras oraciones, también jugamos con ellos y podìamos verlos.
Al crecer, dejamos de hacerles caso y ya no los vimos. Los àngeles son muy prudentes, si no los llamamos no nos molestan, aunque siguen ahì, "al pie del cañòn". Despuès de la niñez es difícil encontrarlos cuando no se tiene el corazón bien abierto.
Cuando Mariana y Paulina tenìan 7 y 6 años, vivimos un año en la ciudad de . Boston. Fue ahì, solos, lejos de nuestro mundo cotidiano en Mèxico, en donde volvì a ver a los àngeles de la guarda y Mariana y Paulina aprendieron a verlos, a sentirlos y a pedirles con verdadera fè que no nos desampararan ni de noche ni de dìa y sumamos a esta petición aprendiendo de la abuela Coca, que nos guardaran en los brazos de Jesùs, Josè y Marìa.  Desde entonces, Martìn y yo tratamos de que al crecer no se olvidaran de ellos y tuvieran presente que están siempre muy bien acompañadas, ahora con Daniela hacemos lo mismo.
La presencia de los àngeles de la guarda es de 24 horas continuas durante los 365 dìas del año y una vez que nuestro corazón se abre a su presencia, estos "enviados de Dios" se hacen visibles a nuestros ojos. Como familia, nunca hemos vuelto a dejar de verlos desde aquella primera experiencia en Boston y es asì como durante el nacimiento de nuestros tres tesoros, durante las noches en vela cuando han enfermado, en las celebraciones de las importantes  estaciones escolares que han terminado, en los días de vacaciones, en los domingos de "todo el dìa en pijama", en los accidentes, cuando se festeja algo, cuando algo se sufre,  la presencia de ellos se hace mas intensa.
El pasado 13 de julio supimos que Mariana tenía un tumor cerebral, sin haber tenido antes el mas mínimo síntoma o anuncio de que se alojaba en su cuerpo de niña joven.
Desde ese dìa, esa presencia intensa de los àngeles se ha manifestado de formas diversas que quiero compartirles, especialmente para los muy escépticos que tengan dudas de su existencia o para los que necesiten una pista para darse cuenta de que los àngeles andan por ahì  y aprendan a verlos, a sentirlos a palparlos, a escucharlos.
En estos 10 dìas que llevamos en todo este proceso los àngeles de la guarda nos han acompañado de la siguientes maneras:
+ El dìa de la operación un buen grupo de àngeles nos acompañò cada una de las eternas 10 horas que durò todo el proceso, tanto con su presencia física como con sus llamadas y oraciones.
+ Otro buen grupo de àngeles ha estado viajando hasta acà, haciendo gastos no previstos de hoteles, comidas y tiempo, para no dejarnos solos.
+ Nos han hablado constantemente por teléfono para apoyarnos, estar con nosotros, darnos ànimo y fuerza y  preguntar como sigue Mariana.
+ Nos han escrito muchos correos electrónicos con palabras que reflejan un inmenso cariño y una profunda ternura.
+ Han estado con nosotros dìa y noche en el hospital.
+ Han puesto las manos de magníficos doctores y personal mèdico al servicio y cuidado  de Mariana.
+ Se presentaron de inmediato para donar sangre cuando mas se necesitaba y un àngel en especial que no nos conocía aceptò estar conectada dos horas a la màquina para donar plaquetas.  
 + Otros àngeles muy especiales han estado cuidando a Daniela, la menor de nuestros tres tesoros que todavía necesita de mucha atención.
+ Se han dedicado a hacer cartas y dibujos para Mariana, que le hemos leído y enseñado y que ella ha disfrutado mucho, manifestándolo a través de una sonrisa o de una cara de asentimiento, todo esto està adornando su corcho en su cuarto de terapia intensiva.
+ Tambien le han traìdo regalos, perros y tigres de peluche que son sus animales favoritos, una grabadora nuevecita gracias a la cual podemos ponerle música que la acompaña y la relaja, discos, en fin.
+ Otros àngeles se preocuparon de la importancia de que Martìn y yo tengamos un buen descanso, francamente muy necesario y nos regalaron noches de hotel.
+ Algunos àngeles mas saben lo que implica todo esto en términos económicos y nos han apoyado con la ayuda necesaria.
+ Algunos àngeles, que tampoco conocíamos o habíamos visto cuando mucho una sola vez, viven cerca del hospital y han puesto a nuestra disposición sus casas para alojarnos y alojar a las visitas que asì lo necesiten.
+ Todos nuestros àngeles han estado pendientes de que Martìn, Paulina y yo no dejemos de comer y descansar y cuando hemos coincidido en estos momentos, han compartido el pan y la sal con nosotros invitándonos con mucho cariño.
+ Creo firmemente que los mas importante que todos, absolutamente todos nuestros àngeles, desde sus muy personales creencias y maneras de ser han hecho, es oración por el bienestar y pronta recuperación de Mariana. No sè exactamente cuàles son las raíces del  tèrmino orar, pero lo entiendo como hablar, decir, y lo extiendo a desear, pensar, querer y pedir a Dios, al único Dios que ha todos nos cobija en cada rincón de este mundo, que le de a nuestra chiquita fortaleza, paciencia, serenidad, paz y en èstos momentos especiales de su vida: SALUD.
Pensar en la muerte, pensar en que las cosas pueden no salir bien, pensar en los riesgos que cada procedimiento mèdico implica, aunque no es algo que quisiéramos hacer, es inevitable, porque la realidad es que en la vida diaria y sobre todo en un ambiente hospitalario, cada riesgo se convierte en una terrible posibilidad y en èstos pasillos convivimos con la vida al igual que convivimos con la posibilidad de la muerte, no vista como algo que algún dìa llegarà irremediablemente y esperaremos de manera natural, sino como algo que fuera de toda lógica y entendimiento puede sorprenderte.
Cuando Mariana no despertaba al siguente dìa de la operación y el Doctor Kleriga nos dijo que necesitaban hacerle un cateterismo ventricular para que drenara su cerebro, sentimos la muerte, pero cuando después del procedimiento, el drenaje empezó a funcionar y despertò, literalmente, nos volvió el alma al cuerpo y supimos de alguna manera lo que es estar en el sutil hilo que divide la vida de la muerte.
Hemos aprendido mucho durante este corto tiempo, el aprendizaje mas importante que hemos hecho es que no somos dioses, no somos autosuficientes, ni los doctores con toda la experiencia que los acredita y por lo que confiamos en ellos pueden asegurarnos  la vida. Por igual caminamos por los pasillos del hospital, judíos, cristianos, católicos, no creyentes; pidiendo todos a Dios, a ese alguien, a esa fuerza especial, a ese universo, al cosmos, al ser en el que se tenga fè y que està mas allà de nosotros que nos ayude, nos acompañe y nos de fortaleza a nosotros y a los seres que mas queremos en la vida y por los que estamos acà.
Una cosa nos queda clara,  Dios tiene la última palabra, y gracias a El, la vida sigue dando la batalla y Mariana està llena de fortaleza, de esperanza, de entereza y en estos días especialmente, de mucha paciencia para ir asimilando que la recuperación será un proceso lento en el que cada paso que se da debe valorarse y evaluarse para que sea un paso seguro y firme
A todos nuestros ANGELES DE LA GUARDA gracias. Especialmente a los àngeles que traen de la mano a los cuatro abuelos que afortunadamente todavía tienen nuestras hijas. A los que permiten que todos nuestros hermanos, tanto los Lòpez como los Gonzàlez, puedan estar con nosotros de diferentes maneras. A los que junto con nosotros comparten la paternidad de nuestras hijas y por eso escogimos con tanto cariño, nuestros compadres y a los compadres que han confiado en nosotros para acompañarlos en sus hijos y sus personas. A los que se manifiestan en la presencia del resto de nuestras familias: primos y tìos. Y finalmente al grupo de àngeles que se encarga de acompañar a todos, todos, todos nuestros numerosos y benditos amigos, y amigos de nuestros papàs, hermanos, tìos, primos y que se suman y forman una impresionante red de amor que tiene a los àngeles de la guarda a marchas forzadas.
"Angelito de mi guarda, ¡oh! Mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de dìa y guárdame en los brazos de Jesùs, Josè y Marìa."
Con todo cariño y agradecimiento. Gaby
22 de julio de 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario